viernes, 15 de mayo de 2009

Reflexión PCS

Hace tiempo que no se publicaban entradas correspondientes al PCS. Esta es escrita para dar por concluido este ciclo.

Al principio no estábamos muy seguros que daríamos el ancho para cumplir con el proyecto, pero la única manera de comprobarlo era arriesgándonos y dando lo mejor de nosotros. Cada uno tenía distintos miedos que afrontar, así como habilidades que usamos a nuestro favor.

Veíamos muy largo el final del camino, pues ocho semanas no son cualquier cosa, y menos sí somos nosotros los que íbamos a impartir las clases. Pero como todo, un paso a la vez...

Empezamos por informarnos bien en qué consistía el proyecto, por que lo fuimos al instituto de la mujer a ver qué se necesitaba para poder ser instructores. Ahí nos informaron de todo, y nos pusimos de acuerdo sobre el horario, así como de una capacitación que recibiríamos para que todo estuviera en orden.

Algo que estoy seguro mis compañeros y yo no olvidaremos, es la primer clase que tuvimos. No estábamos seguros sobre cómo reaccionaran las personas ante unos docentes muchísimo más jóvenes. Éramos nosotros contra el grupo...

Sin embargo, con el paso de los sábados, poco a poco nos fuimos ganando su confianza. Gran parte de eso de los debemos al "maestro toño", quien era el que daba la cara por nosotros (claro está, contando con nuestro apoyo en la elaboración de materiales y control del grupo). Fueron pocas las personas que me llegaron a llamar por mi nombre, aunque siendo sinceros, eran contados los que yo sabía cómo se llamaban.

Otra de nuestras preocupaciones era el no sólo enseñarles conocimientos básicos de computación, sino fomentar en ellos las competencias ciudadanos. ¡¿Cómo se espera que logremos juntar ambos aspectos tan diferentes?! Creo que esto fue uno de los retos más interesantes que tuvimos. Usamos contenido de "ejemplo" el cual contenía dicha información, y los hacía pensar sobre su manera de actuar a diario, sobre todo en el trabajo.

Algo que verdaderamente me tomó por sorpresa, fue la manera en que expusieron unos temas que les solicitamos para una presentación. Realmente quedamos anonadados por la cantidad y variedad de puntos de vista. Estábamos logrando nuestro objetivo.

No obstante, no todo fue miel sobre hojuelas. Nunca nos enteramos por qué motivos los alumnos empezaron a faltar los sábados. Cada vez éramos menos personas, y algunos que realmente se mostraban entusiasmados por el contenido, comenzaron a ausentarse. Es una tristeza que no nos hayan apoyada desde el organismo de gobierno en este aspecto, pues ellos eran lo que tenían al alcance el información de las personas y la manera de contactarlos.

Llegamos a la última clase, y realmente se sentía el agradecimiento por parte de los estudiantes. Tuvimos la oportunidad de realizar un pequeño convivio de despedida, en donde pudimos conocer un poco más sobre ellos, así como ellos de nosotros. Hubo ocasiones en que nos preguntaban sobre nuestra escuela, y los proyectos que hacíamos en otras materias, como fue el caso de mercadotecnia.

Realmente siento que dejamos marca en sus vidas, y que se llevan un poco más de conocimientos del salón de clases, así como la inquietud de mejorar su entorno y trabajo a través de las competencias que les fuimos inculcando. Personalmente hablando, siento que esta es una de esas experiencias que nunca se olvidan. Realmente me gustaría poder ser parte de algún otro grupo de computación, aún si esto no me contara para mi servicio social. A mí ver, es una manera de devolver a la sociedad un poco de las oportunidades que ella me ha brindado a mí...

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