En la entrada anterior dije que sería la última, pero ya saben cómo es todo. Cae más rápido un hablador que un cojo.
Por desventuras de la vida, no pudimos completar en el salón de clases la actividad que nos iba a contar como examen final.
Cabe mencionar que hubo temas de las clases que realmente se me hicieron importantes y que me dio gusto que se hayan incluido en la materia. Considero realmente interesante que analizáramos el trabajo voluntario; esto es en gran medida porque lo llevamos a la práctica, y es bueno revisar el impacto que estamos generando. Tampoco voy a olvidar el día que vimos la huella ecológica, pues la mayoría de las veces no nos damos cuenta del daño que provocamos en el medio ambiente. Lo mejor de todo fue que cada uno de nosotros hicimos un compromiso para poder reducir la huella ecológica, y hacer de la sustentabilidad una realidad. Otro tema que causó mucha polémica, fue la exposición que realicé en un equipo sobre los mitos de la pobreza. Hubo algunos de ellos en los que no supimos decidir si realmente sucedían porque las personas son pobres, es decir, que no pueden cambiarlo, o porque ellos no deseaban que eso sucediera. Cabe mencionar también que los 21 principios de la ciencia fueron tema de controversia. Esto se debió a que se nos pidió clasificarlos de acuerdo a la importancia que tenían para nosotros; sobra decir que cuando se trata de opiniones personales, abundan los conflictos, más que nada cuando queríamos decidir si la importancia de las mujeres era relevante o no para el desarrollo de la ciencia. Por último, pero no por eso menos importante, se encuentra la responsabilidad social que poseen las universidades. El esquema de la clásica escuela que sólo brinda conocimiento a los estudiantes debe romperse, pues ese modelo educativo no fomenta en los estudiantes el deseo de mejorar su entorno.
Hubo muchas más cosas que viví en la clase de responsabilidad social y ciudadanía, pero esas me las guardaré para mí. Realmente considero que me han ayudado a ser una mejor persona, aunque no me gusta admitirlo. Una cosa es cierta, a nadie nos gusta que nos digan que estamos haciendo las cosas mal y que podemos mejorar. Espero que mis compañeros se enfoquen más en la segunda parte, ya que es la que cuesta más trabajo: mejorar.
Recibido Héctor, fue muy grato trabajar contigo. Sigue creciendo, es la única manera de encontrar sentido al yo, uniéndolo a otros yos =)
ResponderEliminarHasta pronto
Magali